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domingo, 6 de noviembre de 2011



La tecnología ha influido sobre la vida de los seres humanos, sobre todo en las últimas décadas. Entre tantas novedades, Internet se ha convertido últimamente en el medio de comunicación más importante. Y los adolescentes fueron los primeros en adoptarlo.

Pero esta herramienta se ha transformado en un arma de doble filo: así como ayuda a aprender también favorece a la alienación por parte de los jóvenes.

El chat y el correo electrónico son los principales programas que los adolescentes utilizan para comunicarse con sus pares y lograr así un sentido de pertenencia. Además brinda la posibilidad de que la persona que lo use sea, y así poder expresar cosas que jamás diría personalmente.

Muchos justifican esto como un antídoto contra la timidez, pero también juega como una liberación donde los jóvenes inventan códigos nuevos y se dicen cosas obscenas por la red.

Por ejemplo, para muchos adolescentes las agresiones a través del chat o el correo se volvieron moneda corriente. Y recién ahora los padres están preocupándose por esto.

Según los especialistas, muchos chicos sufren por estas agresiones recibidas. Desde agresiones hasta insultos porque sí. También los comentarios sexuales están a la orden del día. Estas situaciones pueden dañar a la persona que recibe estos mensajes, tanto emocional como psíquicamente.

Hay una frase que dice que a “las palabras se las lleva el viento”, y esto está ocurriendo en Internet. Cuando los adolescentes aprietan el botón “enviar” en sus computadoras el mensaje desaparece y se olvidan de él, sin medir las consecuencias de lo que enviaron.
Atrapados por las redes de la mercadotecnia
La estructura con la que se construyó Internet es la mayor desventaja para controlar el acceso que los jóvenes tienen a información inapropiada para su edad. Cualquier persona puede, sin demasiadas habilidades técnicas o culturales, colocar una página en Internet en alguno de los potentes servidores disponibles; por ejemplo, Google, Yahoo, etcétera. Puede además tener una presencia pasiva esperando a que el usuario llame a su página o puede ser activo, enviando continuamente su material ligado a otros temas que quedaron almacenados en espías en la computadora del usuario y que se conocen como cookies. Por ejemplo, al buscar música en Internet es frecuente que gran cantidad de ventanas con información visual sobre pornografía aparezcan de improviso. Parece ilógico, pero sucede que por el simple hecho de acceder a páginas de venta de música de manera automática se considere que el usuario debe gustar también de la pornografía. El joven al buscar música queda descubierto como un posible cliente de pornografía y tiene pocas posibilidades de dejar de serlo, pues las cookies quedan instaladas en su computadora. Cada vez que navega por Internet, al acceder a una de las páginas que "supuestamente están relacionadas" con el tema, las ventanas con pornografía aparecen de inmediato, convirtiendo al cazador en presa.
En el estudio se observó la constante oferta de productos sin que intervenga la voluntad del usuario. La información para "vender" algo no discrimina edades, nacionalidades o género. Existen investigaciones que muestran adicciones de los jóvenes a las apuestas a partir de la oferta indiscriminada de premios fabulosos que podrían ganarse al acceder a estas páginas "gratuitas". Es interesante considerar que la oferta de información, incluyendo la pornografía, aunque es gratuita en principio, alimenta un viscoso plan de mercadotecnia para forjar a los clientes que pagarán en el futuro.
La curiosidad del adolescente es un proceso natural que debe ser cultivado y fomentado. La búsqueda de temas en salud que se observó indica que los jóvenes tienen curiosidad en temas relacionados con la sexualidad. Sin embargo, en lugar de acceder a páginas que ofrecen información científica, clara y apropiada para su edad, que las hay, el joven recibe una descarga de información sin ninguna regulación. La pornografía en Internet no resulta desconocida para un alto porcentaje de los jóvenes en este estudio y algunos mostraron patrones de uso continuo.
Aunque las ventajas de Internet son innegables y han revolucionado la circulación de información en todos los ámbitos de la sociedad, la falta de restricciones en cuanto a la calidad de la información y a su contenido, definitivamente menoscaba sus ventajas.